Nadie sería capaz de negar la importancia del descanso y, sobre todo, del sueño nocturno para tener buena salud. Cuando no descansamos bien, tenemos una serie de desajustes que rápidamente se traducen en malestar, ya que, después de haberle dado trabajo durante el día, el organismo necesita recuperarse, repararse. De hecho, por falta de sueño podemos ponernos enfermos más fácilmente. Asimismo, una disminución en las horas de sueño puede impactar negativamente en la conducta alimentaria y inducirnos a ingerir más y peor.
Notícia en la web ets el que menges (en catalán)
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